El día 21 de septiembre, cuando las hojas empezaban a caer y el otoño se desperezaba del largo letargo del verano, Ana y Javier se casaban en uno de los lugares más cordobeses y universales de la ciudad soñada, allá donde preside, en piedra majestuosa, el Cristo de los Desagravios y Misericordia "Cristo de los Faroles" y, en San Jacinto, a las plantas de la la Virgen de los Dolores.
BODA ANA & JAVIER
Un "sí, quiero" en San Jacinto